Todas las Canciones.
Martín Giménez Laborda, Zaragoza 1999
Restaurante del Espacio Las Armas del 19-04-2023 hasta el 20-05-2023 ampliada al 20-06-2023
Plaza Mariano Cavia, nº 2, 50003 Zaragoza
La pintura que suena
La belleza será convulsiva o no será. La famosa frase de André Breton, con la que intentaba combatir el acomodaticio arte burgués, no ha perdido ni un ápice de su vigencia. La historia del arte está hecha de jirones y desgarros. Y esos mismos jirones son los que permiten que la creatividad siga escapándose y emergiendo entre los estrechos márgenes que establece el sistema oficial.
Martín Giménez Laborda es un joven creador perteneciente a la Generación Z. Esa generación afortunadamente desprejuiciada, valiente y ambiciosa en el mejor sentido de la palabra, que está encontrando nuevas formas de expresarse, más libres y con menos ataduras. Está claro que Martín pertenece a esa generación.
Si bien las etiquetas y las clasificaciones tienden a encasillar y simplificar la obra de los creadores y suelen ser siempre inexactas, a veces pueden servir para aprehender el sentido de la acción artística. Y Martín maneja muy bien esas etiquetas, cuyos nombres en idiomas foráneos no siempre reflejan de forma certera su verdadera esencia. Outsider, aunque con el tiempo haya ampliado su significado, significa forastero, intruso, extraño. Naïf significa ingenuo. Brut –aplicado al art brut, término acuñado por Dubuffet en 1945 para describir el arte marginal- significa bruto, bestia, grosero. Y sí, algo de extraño, ingenuo y bestia tiene el arte de Martín. Pero, sin duda, va mucho más allá de esos parámetros restrictivos.
Al observar los cuadros que pinta Martín Giménez es inevitable recordar a Jean-Michel Basquiat, al africano Amadou Sanogo, al músico-pintor outsider Daniel Johnston o al mismo Dubuffet. Son referencias que acudirán a la mente de espectador avispado, pero que muy probablemente no están en la de Martín, que conectará con la estética de todos esos artistas de forma involuntaria y espontánea. Pero esa filiación permite establecer un continuo en la historia del arte que es siempre deseable.
La pintura de Martín, llena de expresividad y frescura, le ha llevado a participar en exposiciones tanto individuales como colectivas (en el marco de proyectos como El Mundo en Singular o Andar de Nones), en lugares que van desde espacios míticos del imaginario aragonés como EnLATAmus de Remolinos o La Cala de Chodes hasta la capital parisina y diversos puntos de la geografía europea. Hasta el infinito y más allá.
Y ahora, tras muestras individuales como “Me llamo Martín”, “Mujeres guapas con trajes de sirena” y “Martín, pintor, músico y electricista”, presenta en el Centro Las Armas su nueva exposición “Todas las canciones”, con la que reafirma su otra gran pasión: la música. En un ejercicio verdaderamente sinestésico, Martín consigue que su pintura suene. Una pintura vivamente expresionista, toda una eclosión cromática, que sirve para plasmar sus personalísimos retratos de figuras del blues (B.B. King, Robert Johnson), de la música clásica y su vertiente exótica (Beethoven, Mozart, Ara Malikian), del rock menos previsible (Frank Zappa), del son (Compay Segundo), del reggae (Bob Marley), del jazz (Max Roach, Miles Davis) y de la actual y muy creativa heterodoxia nacional (Niño de Elche, Rodrigo Cuevas).
En esta sinestesia entre trazos y notas, entre pintura y música, Martín acepta el reto. Si el Maestro Mateo esculpió en el siglo XII las figuras de los músicos del Pórtico de la Gloria de la Catedral de Santiago de Compostela, ¿por qué no habría él de pintar a los músicos de nuestra época? Y sí, al igual que Breton, también Martín está convencido de que la belleza será convulsiva o no será.
Luis Lles
CRÉDITOS:
Organiza:
Asociación TEAdir-Aragón.
Financia:
Ayuntamiento de Zaragoza.
Coordinación y producción:
Cristina Laborda, Gejo de Sinope.
Comisariado colectivo
Martín Giménez, Cristina Laborda y Gejo de Sinope.
Diseño gráfico:
Natalia Volpe.
Textos:
Luis Lles.